lunes, 17 de enero de 2011

Les Luthiers



A comienzos de los años sesenta se desarrollaba en Argentina y especialmente en Buenos Aires una intensa actividad coral universitaria. Prácticamente en cada facultad del país existía un grupo coral integrado por jóvenes universitarios de diferentes disciplinas atraídos por la posibilidad de ensanchar sus horizontes musicales en franca camaradería. Como prolongación de estos intereses era frecuente la realización de festivales intercorales en los cuales -y además de la obligada audición mutua- muchas veces se presentaban actos paralelos de humor doméstico protagonizados por grupos formados en cada coro.




En setiembre de 1965, durante el Festival de Coros Universitarios realizado en la ciudad de Tucumán, un grupo de integrantes de uno de los coros de la Universidad de Buenos Aires presentó para los demás participantes un espectáculo de música y humor. Se trataba de divertir a la audiencia con la parodia de un muy formal concierto ofrecido por solistas, pequeño coro y un conjunto orquestal integrado por instrumentos no convencionales construidos por los mismos intérpretes con materiales caseros. La obra central de aquel programa era La Cantata Laxatón y había sido compuesta por uno de los integrantes del grupo, el arquitecto Gerardo Masana, quien también fue el inventor de la mayoría de los instrumentos utilizados en aquella oportunidad. La música parodiaba una cantata barroca y el texto había sido extraído del prospecto de un conocido laxante. La originalidad de la propuesta, la universalidad del humor y el rigor evidenciado en la preparación del breve show -que superaba en mucho el nivel de estudiantina usual de aquellos actos- fueron tal vez la causa de un eco inesperado: poco después una revista porteña narró el suceso postergando en su comentario casi toda mención al festival coral que supuestamente había sido el evento principal de aquellas jornadas. Al poco tiempo, y ante la sorpresa de los inexpertos jóvenes, el grupo fue contratado para repetir el inaudito espectáculo en una sala de la capital argentina. Se trataba de un pequeño teatro con tendencia a la programación de vanguardia en donde el conjunto se presentó -ahora con el nombre de I Musicisti- para ofrecer unas pocas representaciones. Ante la sorpresa de todos, el éxito fue grande y las actuaciones debieron prolongarse por espacio de tres meses. Este triunfo fue decisivo para que, poco después, el grupo fuera aceptado en la programación del Instituto Di Tella, por ese entonces templo de las vanguardias artísticas de Buenos Aires y centro de estudios teatrales, musicales y plásticos, reconocido mundialmente. El espectáculo presentado I.M.Y.L.O.H. ( I Musicisti y Las Óperas Históricas), constituyó el más grande éxito de público que conociera la sala del Di Tella. A partir de 1967 el grupo adoptó su denominación actual -LES LUTHIERS- coincidiendo con un largo periodo de perfeccionamiento de su estilo e identidad artística.




La involuntaria entrada de Les Luthiers en el profesionalismo y el inesperado crecimiento de público y estima, enfrentaron al conjunto con nuevos tipos de audiencias, demandas y tentaciones. Tal vez haya sido la suerte de gozar de la frescura de quienes siempre trataron de hacer reír para en realidad divertirse a sí mismos, lo que los preservó del camino directo, del producto improvisado, de la risa fácil, del humor chabacano. Cuando Les Luthiers comenzó a efectuar giras internacionales -debieron pasar nueve años de búsqueda y crecimiento- la crítica y los públicos del mundo fueron corroborando las sospechas de estos argentinos que constituyen hoy un auténtico motivo de orgullo nacional. Se puede reír con la música y no de la música. Se puede hacer reír con inteligencia, con elegancia, con sutileza, sin por ello ser necesariamente artistas para unos pocos. La trayectoria recorrida por el grupo a partir de esta propuesta sigue sorprendiendo, aún a sus mismos integrantes quienes nunca trabajaron en pos del éxito e incluso ni siquiera creyeron posible la alegría de que su música-humor pudiera ser tan alborozadamente recibida por públicos tan diversos. Cuando alguna vez se escriban los anales del music hall hispano americano será tal vez el momento de señalar cuántas leyes supuestamente incontrovertibles del "show business" han debido ser modificadas luego de la irrupción de Les Luthiers en los medios teatrales de lengua castellana.

Desde 1977 Les Luthiers produce un nuevo espectáculo cada dos o tres años el cual se presenta en las salas.

4 comentarios:

Cienfuegos Caleyeru dijo...

Unos cracks, ¡¡¡unos cracks!!!. Cuatro veces los he visto en directo y otras tantas los vería si viniesen más a menudo.
Un saludo

Julia dijo...

Pues yo todavia no he tenido el placer de oirlos en directos pero vamos que no me los pierdos si pasaran por aqui, mientras voy a verlos en tu post que hace tiempo que no oigo un humor fino e inteligente.
Un saludo.

Víctor Cassini dijo...

Sirva en primer lugar este comentario para darte las gracias por hacerte seguidor de mi blog, Turbina. Veo que, como a mói, te gustan Les Luthiers. Yo sí pude verlos cuando vinieron a Granada hace unos años. De hecho, su humor ha influido en mi forma de escibir.

Gracias de nuevo:

Víctor Cassini.

Elvira dijo...

He entrado en tu blog hace poco. No sé mucho de montañismo, por no decir nada. Sé apreciar los paisajes, respirar el aire puro, encontrar algunas plantas interesantes, pero poco más.

Sin embargo te he estado leyendo y sobretodo me han gustado los últimos posts que has publicado, donde se refleja tu preocupación por el futuro, las curiosidades de Groucho, las palabras importantes...

Siempre olvido las caras, pero con usted haré una excepción ;)