miércoles, 12 de enero de 2011

El botellón



Entre los que toman drogas mas duras (sinteticas, cocaina.....), los que fuman hierba y los que practican jueves, viernes y sabado caiga quien caiga, botellón, no solo no tendremos jovenes preparados para afrontar las riendas de la economia española y aumentar la bajisima productividad, sino que en 40 años tendremos los asilos llenos de personas babeantes con el cerebro (y el higado) destrozado.

¡¡Qué futuro!!





Según las estadísticas, unos 180.000 jóvenes se juntan los fines de semana en lugares determinados de las ciudades españolas para, en torno a un botellón mezclado con licor y bebida con burbujas, bolsas de patatas y tabaco, beber hasta la euforia en el mejor de los casos, o hasta el coma etílico en el peor de los mismos.


Un tipo de adolescentes bebe alcohol porque imita los modelos parentales y sociales. El joven que desde pequeño ha aprendido que en una reunión social tienen cabida las copas, con muy alta probabilidad, él hará lo mismo en el futuro.


Por otro lado, la sociedad alienta y refuerza esta conducta. Se publicitan las bebidas alcohólicas en los medios de comunicación y se las asocia con el éxito, el atractivo personal y otros valores. ¿No es hipócrita, entonces, que los adultos censuren un acto que ellos mimos realizan?

Hacerse mayor

Otro grupo de jóvenes ingiere alcohol porque es empujado por el grupo social en el que se inserta y carece de habilidades para decir ‘no’, o bien preserva su autoestima obteniendo la aceptación de los demás. El alcohol y el tabaco forman parte de rituales de iniciación de esta sociedad, que los adolescentes, desgraciada y equivocadamente, los relacionan con ser mayor.

Finalmente, existen adolescentes que se entregan a la bebida porque presentan problemas emocionales y sociofamiliares, manteniendo la convicción de que beber “hace olvidar los malos rollos”. Para estos jóvenes, el fin es juntarse para engancharse una borrachera.

Beber alcohol resulta al comienzo placentero. Después, en cambio, se hace para evitar el malestar que provoca no hacerlo.


Alternativas ante el problema de la bebida

Una de las contribuciones para aminorar este problema, está siendo, desde las direcciones de juventud de los ayuntamientos, ofertar un ocio nocturno alternativo para los fines de semana.

Organizar fiestas sin alcohol, abrir casas de cultura, polideportivos, piscinas. En suma, ponerle al joven otro menú de fin de semana que no sea el de acudir a los bares o pubs nocturnos.

Otras comunidades autónomas o gobiernos regionales de España se comienzan a plantear la posibilidad de sancionar a los menores que beban alcohol, no sólo al local que le provee del mismo.

La primera medida es necesaria, pues obviamente si sólo ofrecemos bares y locales nocturnos donde el alcohol está al alcance de cualquiera, no le damos a muchos jóvenes la posibilidad de elegir.

En cuanto a la medida sancionadora, existen muchas dudas de si surtirá efecto, ya que los profesionales de la salud conocen de primera mano cómo un menor de edad puede acceder al alcohol a través de otras personas, que lo compran por ellos, y beberlo en lugares secretos.


Plantear programas globales de intervención


La familia, en primer lugar, no debe hacer elogio del alcohol, y ante todo tiene que estar atenta a los hijos, comunicar con ellos, ponerles límites en este tema y enseñarles a resolver sus problemas, sin tener que recurrir a una estrategia escapista como la bebida.

La familia, además, debe de educar, desde la más temprana infancia, en el valor de que no son necesarias las sustancias para poder disfrutar y divertirse, porque éstas anulan los sentidos. De este modo podremos argumentar contra muchas de las respuestas irracionales de la juventud ante la pregunta de por qué bebes, “porque te lo pasas mucho mejor”.

La escuela ha de continuar en la línea de incorporar en sus sesiones de tutoría el tema de las adicciones. Pero la cosa no sólo ha de quedar ahí. Sería deseable que se dedicara más tiempo al aprendizaje de conductas de resolución de problemas, para evitar en lo posible que un joven, ante un disgusto o una inestabilidad emocional típica de la edad, se lance al alcohol. En suma, desarrollar aspectos de la denominada inteligencia emocional para prevenir inadaptaciones futuras.

Las sanciones pueden contemplarse para aquellos casos más graves, pero siempre y cuando el joven reciba una atención familiar, terapéutica y educativa, porque una sanción raras veces nos da razones de por qué hay que comportarse de una determinada manera. Tan sólo controla la conducta por efecto de la consecuencia negativa: el castigo.


El beber controlado

Enseñarles a beber controladamente puede conseguir dos cosas. O sea, atraerles hacia una intervención psicológica y mantenerles en la misma. Cantidad de jóvenes abandonan los tratamientos y hacen caso omiso a los consejos de la familia y educadores, en cuanto al abandono del alcohol, porque no están dispuestos a renunciar totalmente.

Esto nos sugiere una nueva vía no exenta de polémica. En una sociedad rodeada de estímulos alcohólicos, contradictoria ante los mismos, con familias consumidoras, ¿por qué no enseñar al joven a autocontrolarse con el alcohol lo mismo que con otras facetas de la vida? En algunos casos, combinándolas con otras actuaciones terapéuticas, he observado cambios en los adolescentes, ya que desarrolla el control personal en un mundo donde es necesario aprenderlo.


Preocupémonos, el consumo de alcohol en nuestro país es alarmante, más aun, como país hemos perdido el control del consumo de nuestros jóvenes, ¿Que nos ha pasado?, si un adolescente quiere ir a una discoteca está obligado a salir de su casa después de la media noche porque antes "no pasa nada", con el sacrificio que hacemos para tratar de dar lo mejor a nuestros hijos terminamos a los 14 o 15 años exponiéndolos a los riesgos que acompaña "el carrete nocturno", y lo peor de todo es que no hacemos nada, y quién se anima a hacer algo es más cuestionado que apoyado, tenemos el caso de Enrique Evans con su propuesta "Más temprano mejor", a la cual yo adhiero, y que siendo una excelente iniciativa, protectora de la familia, absolutamente preventiva del consumo, se cuestiona.

Hay países en los que las discotecas para menores de 18 años funcionan en la tarde de los Sábados y Domingo de 14:00 a 20:00 horas y está prohibido vender bebidas alcohólicas en su interior en estos horarios. Habiendo visto muchas experiencias en diferentes países yo me pregunto ¿Por qué, si somos un país que copia comportamientos, no copiamos los positivos y con ello protegemos a nuestros hijos?, ¿Cuantos padres saben realmente donde o con quién está, su hijo o hija adolescente de 15 o 16 años, a las 4 de la mañana?, es realmente penoso pero con la "Ley del Avestruz" no funciona la prevención.

Examinemos otras cifras, Carabineros afirma que el 70% de los delitos son cometidos bajo la influencia del alcohol, el 50% de los detenidos son por alcohol. Investigaciones advierte que en 9 de cada 10 homicidios aclarados en nuestro país está la presencia de drogas o alcohol. En el último estudio de Paz Ciudadana se concluye que en los delitos de homicidio, el 59% de los homicidas y el 55% de las victimas, se encontraba bajo los efectos del alcohol. Una muerte causada por una persona que conduce en estado de ebriedad está tipificada como un Cuasi Delito, porque se supone que no hay intención de matar, pero un vehículo es un ARMA en manos de alguien que se encuentra en estado de ebriedad y ¿Para que portar un arma si no se está dispuesto a usarla? otra de nuestras paradojas, lo peor de todo es que como sociedad no queremos reconocerlo, ¿Donde están nuestros legisladores, los que nosotros como ciudadanos hemos elegido, los que en periodo de campañas prometen y prometen y a la hora de legislar permiten que los proyectos de ley duerman por años? ¡total ya fueron elegidos!. ¿Donde estamos nosotros como sociedad para exigirles que cumplan su función de servidores públicos?.





http://chavales.iespana.es/botellon.htm

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