domingo, 30 de diciembre de 2007

Integral de la Pedriza



En breve

La Pedriza de Manzanares es una extraordinaria composición de rocas pulidas y redondeadas, intrincados recovecos que destacan por su colorido y formas caprichosas.

Desde Manzanares se pueden observar dos de las tres partes en que el ilustre geólogo Casiano de Prado dividió La Pedriza, distribución igualmente adoptada por Bernaldo de Quirós y que hoy sigue siendo válida un siglo más tarde: El Arcornocal, la Pedriza Anterior y la Pedriza Posterior, tres macizos claramente diferenciados.

La punta cimera bien visible desde decenas de kilómetros, hace honor a su nombre: el Yelmo, pero no es esta gigante peña el techo de este singular y majestuoso amontonamiento de peñascos, sino Las Torres, una sucesión de agujas que se divisan en segundo plano. No obstante, la cota máxima del Parque la constituye Cabeza de Hierro, con 2.383 m. de altura.

En este universo mineral arraigan a duras penas alcornoques (en El Arcornocal, aunque lo cierto es que su nombre es el recuerdo de un pasado en que los alcornoques eran más abundantes que hoy día), zarzas, jaras, robles y espinos, vegetación que se va haciendo progresivamente más espesa al llegar a la Pedriza Posterior, con bosques de pinos desde que ICONA a mitad de siglo cambió la fisonomía original del Circo. Tales pinares compiten en las zonas bajas con encinas y con la jara pringosa, que impregna la atmósfera con su peculiar aroma. En las zonas altas tan sólo el enebro rastrero y el piorno sobreviven en el suelo de pura roca.

De la fauna de la Pedriza, el buitre es el rey, habiendo prosperado también las cabras montesas en la parte más recóndita de este capricho ecológico.

La leyenda no es ajena a este emotivo espectáculo de la naturaleza. Así, la Cueva de la Mora recibe su nombre porque la tradición relata que en esta gruta fue encerrada una joven mora con objeto de mantenerla alejada de un cristiano enamorado.

Igualmente, estas peñas fueron en el siglo pasado escondrijo de las numerosas partidas de bandoleros que poblaban la sierra, cuyas anécdotas dieron nombre a numerosos riscos, entre los que cabe enumerar el Cancho de los Muertos.

La Pedriza se declaró Sitio Pintoresco de Interés Nacional en 1930 y Parque Natural en la década de los setenta. En 1985 quedó incluida en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares como zona A (Reserva Integral).



Es la más bella integral de la sierra madrileña. Y la más dura. Una ruta circular de 25 kilómetros, 10 horas largas y 1.400 metros de desnivel, cuya única comodidad es que está bien señalizada con trazos de pintura blanca y amarilla. Desde Manzanares el Real, la senda recorre sucesivamente las tres zonas en que está dividido el macizo granítico: el Alcornocal, La Pedriza Anterior y la Posterior, alcanzándose en esta última la máxima altura (Las Torres, 2.033 metros). El regreso se hace por la cuerda de las Milaneras, el collado del Cabrón, Canto Cochino y la garganta Camorza, siguiendo las aguas del río Manzanares.