viernes, 14 de diciembre de 2007

Esquí de montaña o de travesía



Esquí de montaña



El Esquí de travesía, es una modalidad a medio camino entre el alpinismo y el esquí que no precisa de zonas preparadas ni señaladas y que tiene como objetivo hacer la ascensión y el descenso de un pico, una travesía o una excursión, sin utlizar medios mecánicos y en libertad.

Como otras actividades de montaña, se trata de un deporte de riesgo. Hace falta material y equipo específico, así como una preparación física y capacidad técnica que rebasan con mucho el simple dominio de las habilidades de descenso. Tiene su origen en los Alpes, durante las primeras décadas del siglo XX, en un momento en que mientras que el alpinismo era una actividad de verano plenamente consolidada, durante el invierno y la primavera la alta montaña permanecía cerrada a toda actividad humana. Para ello se utiliza un material específico: Tablás de esquí parecidas a las del esquí alpino aunque más ligeras. Ataduras que permiten soltar el talón del esquí para poder caminar. Botas ligeras con suela de goma. Pieles de foca que se colocan debajo de cada esquí para poder ascender pendientes. Cuchillas en caso de tener que caminar sobre nieve dura. Además de los utensilios típicos del alpinismo como los crampones, piolet, vestimenta técnica, etc.





Al fondo El Ocejón










Esquí de montaña, esquí de libertad




"El esquí de montaña es el fruto del matrimonio de dos grandes deportes: el alpinismo y el esquí."



Arnold Lunn




Con la llegada del invierno la montaña cambia de fisonomía. Las primeras nieves cubren los prados, tapan los canchales y hielan riachuelos y lagos. Las canales se convierten en pendientes toboganes de rara elegancia. Las oscuras crestas se alzan altivas en medio de un mar blanco. La naturaleza entra en un estado de letargia, retraída sobre si misma, para aguantar la crudeza de las bajas temperaturas y los temporales de nieve.





Pero para el alpinista, éste estado de la montaña reúne nuevos atractivos. El silencio y la quietud absoluta de la naturaleza, la soledad y el alejamiento, el paisaje transformado en una inmaculada superficie blanca, donde el sol construye unos espectáculos de plástica belleza, son unos elementos que dan una nueva magia a la montaña invernal, a veces dura y con riesgos, a veces bella y especial, y no puede contener el deseo irrefrenable de acercarse a ella, de penetrar en ella. Y entonces es cuando descubre la utilidad del esquí.





Las tablas se convierten en el instrumento idóneo para desplazarse con comodidad, para transportar al alpinista inquieto al pie de la vía, de la canal o de la pared. Pero muy pronto el alpinista intuye que el esquí puede dar mucho más juego en este terreno blanco, que le abre un nuevo mundo de inmensas posibilidades. La comodidad de progresar por nieves hondas sin hundirse hasta la cintura, el placer de deslizarse por largas pendientes, de trazar giros y "godilles" en la liviana nieve polvo, el vértigo de la velocidad, lo transporta a un mundo de ensueño del que ya no puede prescindir.





Las travesías de un valle a otro, la ascensión a una cumbre con los esquís en los pies, los descensos por largas pendientes dan una nueva dimensión al alpinismo invernal. Y así nace el esquí de montaña, de la conjunción de dos disciplinas, el esquí y el alpinismo, y se convierte en un fin en si mismo, en una disciplina autónoma, en un objetivo permanente, y el alpinista sólo piensa en la llegada de las primeras nieves, que le abrirán de nuevo el fascinante mundo de la alta montaña invernal.





El espíritu del esquí de montaña es bien distinto del esquí alpino o de descenso. Para este último, a pesar de estar en la montaña, lo importante es sólo el descenso, la calidad de la nieve, la velocidad y el virtuosismo en los giros. Busca el esquí por el esquí. Es una técnica pura, que ciertamente proporciona importantes placeres, pero está muy alejada de la montaña. La montaña es exclusivamente un marco, a veces duro e ingrato, como la carretera al coche o el mar al barco.





El esquí de montaña es otra cosa.





Utiliza el esquí como medio para estar y disfrutar de la alta montaña invernal. Gracias a los esquís el alpinista podrá gozar de los mismos placeres que el esquiador alpino en los descensos, pero a la vez se integrará en la montaña, vivirá en la montaña. Sin los ruidos ni aglomeraciones de las estaciones de esquí entrará en un mundo de grandes horizontes, de naturaleza virgen, de soledad extrema. Cuando ha de elegir la mejor ruta de ascensión, la pala con nieve más adecuada para realizar el descenso, vive la nieve, sus cambios y cualidades.





Por ello el practicante del esquí de montaña ha de procurar ser un buen alpinista y un buen esquiador. Una técnica adecuada le permitirá afrontar todo tipo de situaciones, de terrenos estrechos o inclinados, de nieves inesquiables o de ensueño, con mayor o menor soltura y podrá liberar su espíritu de las contrariedades materiales. Pero a la vez ha de ser un buen alpinista. Ha de conocer todas las características de la montaña invernal, todos sus peligros y dificultades. Ha de saber anticiparse a una meteorología dura y cambiante, prevenir el constante peligro de los aludes o grietas en los glaciares, saber orientarse en la niebla que convierte la ascensión en un laberinto, cruzar un collado con cornisas o traspasar una cresta rocosa helada.





El esquiador-alpinista se entrega a una comunión íntima con la montaña. Es entonces cuando el esquiador de montaña, liberado por la técnica y con los conocimientos y experiencia de alpinista suficientes para afrontar cualquier dificultad, vivirá de manera plena e intensa una nueva dimensión de la montaña invernal, gozará de la felicidad de abrir una ruta en una pala perfecta o del placer inefable de deslizarse por un bosque recién nevado. El espirítu de la montaña invernal invade los sentimientos al realizar uno de los más bellos deportes que pueden practicarse en la naturaleza. Un deporte de libertad, pero también de responsabilidad









BREVE APUNTE HISTORICO




"La gente avanza teniendo en sus pies tablas fabricadas especialmente. Cada tabla tiene una braza (2 metros) de largo y una palma (10 cm.) de largo, y tanto delante como detrás se levanta del suelo. En medio de la tabla, hay un lugar para poner el pie, que consiste en un agujero con correas de piel muy ceñidas, con las que se atan los pies..."



Este es el testimonio de Abu Hamid, natural de Granada, quien durante un viaje por Asia en el siglo XII descubrió unos extraños instrumentos que usaban los indígenas para desplazarse por la nieve. Es un texto raro y poco conocido, que señala la utilización de antiguo de los esquís.





Fue en 1921 cuando se desenterró en Suecia el esquí más antiguo del mundo. Tenía una longitud de 1,10 metros y una anchura de 10 centímetros, y los científicos lo han fechado 2.500 años antes de Cristo. También en los más primitivos grabados rupestres de la edad de piedra se representan a hombres con esquís. Igualmente numerosas representaciones de los países nórdicos, especialmente de Laponia, Eslovenia, las mesetas centrales asiáticas o de Japón, dejan constancia de la utilización de los esquís por sus habitantes.





Así todos estos testimonios no hacen más que confirmar el hecho que el ser humano, especialmente los pueblos nórdicos, ha buscado desde sus orígenes la ayuda de estos instrumentos para cazar o desplazarse cuando llegaban las nieves.No es hasta una época reciente, a finales del siglo pasado, que los esquís dejaron de ser una simple herramienta de trabajo para convertirse en una herramienta que ha permitido el nacimiento de un nuevo deporte.





El esquí deja de ser considerado como un medio para convertirse en un fin, requisito indispensable para valorar su carácter meramente deportivo. Parece que se puede fijar en 1880 el nacimiento del esquí de montaña tal como lo conocemos en la actualidad. Un alpinista inglés, Cecil Slingsby, franquea con esquís el Keiser Pass, un collado de Noruega. La noticia impresiona fuertemente a un joven universitario noruego, excelente esquiador, que descubre en los esquís el medio ideal para realizar la travesía de Groenlandia que anhela y que pensaba realizar a pie. Y probablemente es gracias a los esquís que Fridtjot Nansen, ocho años más tarde, alcanza el éxito en la travesía del sur de Groenlandia, de este a oeste, tirando de trineos durante 500 kilómetros y alcanzando altitudes de 2.700 metros. Pero no se consideraba un objetivo esencial la ascensión a una cumbre con esquís, sino que se utilizaban como medio de transporte.





En 1890 un alemán, Karl Otto, realiza la ascensión a una cumbre de Baviera, el Heimgarten (1.790 m.) y el Dr.Pilet realiza la primera ascensión del Feldberg (1.495 m.) cimas muy modestas. Hasta 1894 otro alemán, Wilhelm von Arlt, no realiza la primera ascensión a una cumbre de tres mil metros, el Rauris Sonnblick (3.103 m.), en Austria. El año antes el suizo Christophe Iselin, con tres amigos, realiza la travesía del collado de Pragel, de Glaris a Schwytz, que para Marcel Kurz se ha de considerar el origen de las excursiones de montaña con esquís. El alemán Wilhelh Paulcke, con cuatro compañeros, realiza una importante travesía del Oberland bernés en 1897, con una técnica muy rudimentaria y desconociendo las posibilidades de la piel de foca para las ascensiones. ¡ Es la primera Alta Ruta !





El mismo año publica un manual técnico de gran éxito, donde ya habla de las técnicas del telemark y christiania para los descensos, y es probablemente el primer gran especialista del esquí de montaña. En 1898 el guía austriaco Heinrich Moser, acompañando a su cliente Oscar Schuster, realizan la primera ascensión con esquís al Monte Rosa. En 1903 el Dr.Payot, que años antes ya había introducido los esquís en el valle de Chamonix y los utilizaba regularmente en las visitas a sus pacientes, con los guías Couttet, Ravanel y Simond, realizan la primera travesía Chamonix-Zermatt, y el año siguiente Hugo Mylius, acompañado de tres guías realiza la primera ascensión del Mont Blanc. A partir de 1907 el suizo Marcel Kurz dará las letras de nobleza al esquí de montaña en altitud, con atrevidas ascensiones (Chardonett, Grand Combin, Allanlinhorn, Mont Rosa, Lyskamm, Dent d'Herens, Dent Blanche...), deporte que a partir de entonces conocerá un desarrollo imparable, siguiendo el mismo esquema que el alpinismo: progresión y búsqueda de la dificultad por un lado, y popularización hacia el gran público por el otro (ya en 1894 el creador de Sherlock Holmes, Sir Arthur Conan Doyle, realizaba la travesía del collado de Furka, convirtiéndose en el más famoso turista-esquiador de su época).





Tal como Arnold Lunn constató el esquí de montaña se erigirá en uno de los más formidables deportes de invierno y " a los esquiadores, la montaña ofrece un nuevo encanto, una nueva manera de amarla."En España las primeras noticias de esquís, envueltas en una gran nebulosa, se remontan a finales del siglo pasado, cuando parece que unos noruegos que vivían en Madrid lo practicaron. Pero hasta 1905 no aparecen los primeros testimonios constatados históricamente. Un madrileño, Manuel G. de Amezúa, fundador del "Twenty Club" en 1907, que evolucionaría al Club Alpino Español al año siguiente, durante una viaje a Davos, vio practicar el esquí y se trajo tres pares de tablas, entusiasmado por el nuevo deporte. Una mañana de Marzo se dirigió hacia la sierra de Guadarrama, y sobre unas rudimentarias tablas trazó los primeros surcos, seguramente poco paralelos, del esquí español. En Cataluña el esquí llegó tres años más tarde.





Un socio del Centre Excursionista de Catalunya (CEC), Albert Santamaria, había ido a Chamonix para presenciar el II Concurso de Deportes de Invierno y quedó tan entusiasmado que quiso dar a conocer dichos deportes en el Pirineo. A través de la Sección de deportes de montaña se realizó un pedido a la firma Staub de Zurich (luges, esquís, raquetas, piolets) y el día de Navidad de 1908 se hacía la primera salida a los Rasos de Peguera y el 1 de enero de 1909 la segunda al Matagalls.¡Como debían ser aquellas primeras prácticas sin que nadie tuviera los más mínimos conocimientos ni técnica!. Aquel mismo invierno se realizaron las primeras excursiones a Nuria, la Molina y Ull de Ter. ! Había prendido la afición por el esquí de montaña ¡ A partir de entonces se iniciaría un lento desarrollo del esquí de montaña. En 1917 tiene lugar la primera travesía de la que se tiene noticia, desde Corbera, Alto de Rasos de Peguera hasta el pueblecito de Peguera. Las salidas de montaña con esquís a Nuria y Ull de Ter se normalizan.El invierno de 1919 se realiza una importantísima travesía por montañeros del CEC. Lluís Estasen, Pau Badía y Josep Mª Soler i Coll, bajo el mandato del presidente de la Mancomunitat de Catalunya, enlazan Baga con Benasque, pasando por la Seo de Urgel, Llavorsí, Esterri d'Aneu, Puerto de la Bonaigua, Valle de Aran y el Puerto de la Picada. El objetivo era dar a conocer a los habitantes del Valle de Aran, que quedaban incomunicados del resto de España durante los meses de invierno, los esquís.





Entretanto los esquiadores madrileños realizan unas primeras incursiones en el Pirineo Central y en Panticosa. El Abril de 1927 el mismo Estasen, Soler i Coll, Ribera y Feliu realizan la primera ascensión nacional con esquís al Aneto (ascensión que ya habían realizada en 1904 Falisse, el pireneista francés que introdujo el esquí de montaña y lo practicó al más alto nivel al otro lado de la frontera) y el año 1935 se traza la primera Alta Ruta Pirenaica con esquís, por un grupo de montañeros del CEC.






Quizás algunos aficionados al esquí de pista, al deslizarse entre los remontes de cualquier estación se han fijado en unas curiosas señales de esquís en la nieve vírgen de las montañas cercanas. Normalmente hay unas señales paralelas que ganan altura, con repentinos cambios de dirección, a veces en forma de zig-zag, y otras de descenso. Estas señales no son de ningún animal extraño, que vaga por las cumbres, sino que son las señales que dejan los esquiadores de montaña, una subespecie dentro del alpinismo que tiene una gran pasión: el ascenso a las cumbres, el descenso por palas de nieve virgen, el recorrido de valles solitarios, pernoctando en cabañas o refugios, cruzando bosques nevados o lagos helados, en definitiva, alpinistas y esquiadores que en invierno aúnan sus dos pasiones para recorrer la montaña invernal sobre unos esquís, lejos de los remontes mecánicos y de las ruidosas estaciones de esquí, entrando en contacto con la naturaleza, aparentemente muerta, pero en realidad viva bajo el manto de las nieves invernales.




El esquí de montaña es una disciplina del alpinismo invernal que tiene por objetivo la ascensión a las montañas o las travesías de los grandes macizos calzados con esquís, alejados de los remontes y cercanos a la naturaleza. Gracias a un material especial y una técnica depurada el hombre tiene la ocasión de entrar en contacto con la belleza de la montaña en invierno, recorriendo valles donde no pasa nadie, dejando su traza en lagos helados o bosques dormidos, conociendo el silencio del frío o la increible belleza de las luces del sol sobre la nieve.




El esquí de montaña aprovecha los mejores aspectos del alpinismo y del esquí. Por un lado permite avanzar sobre la nieve sin hundirse, pudiendo continuar durante la época de las nieves con la temporada de montaña, conociendo nuevas facetas insospechadas. Del esquí alpino aprovecha el deseo de buscar siempre el mejor descenso, que permita trazar impecables "godilles" en una immaculada nieve vírgen. Renuncia a los cómodos ascensos en telesilla, pero por contra gana el silencio, la soledad, la pureza invernal, imposible de encontrar en una estación de esquí. El esquí alpino, como muchos otros deportes, puede prácticarse a diferentes niveles. Desde la salida matinal o de un solo día, a la clásica excursión de fin de semana pernoctando en un refugio, hasta realizar travesías de varios días o semanas que permiten conocer a fondo un macizo montañoso.Igualmente puede prácticarse en cumbres suaves, sin ningún peligro, como en otras de gran dificultad, que exigen una depurada técnica, gran experiencia y una enorme seguridad.




Para el esquiador de pista cansado de largas colas, de repetir siempre las mismas pistas, amante del esfuerzo físico y de la naturaleza y la montaña, el esquí de travesía es una alternativa que le puede abrir las puertas de un nuevo mundo del que facilmente quedará prendado.




La montaña y el esquí de montaña, permiten un amplio terreno de jeugo para todos los niveles. El esquí de montaña, al menos en una etapa inicial, puede ser practicado por cualquier buen esquiador habituado a desenvolverse sin problemas con las diferentes nieves y con un buen entrenamiento físico. Pero no hay que olvidar que siempre se desarrolla en un marco de alta montaña, y si no se conocen las reglas de la montaña invernal lo más aconsejable es iniciarse de la mano de algún amigo experto o de un guía preparado y por supuesto titulado.





El objetivo final es reunir las mejores cualidades de los dos ámbitos. Por un lado convertirse en un alpinista completo, conociendo a fondo las técnicas del alpinismo invernal, y por otro disponer de un buen nivel de descenso, que nos permita afrontar con confianza las pendientes más inclinadas o las nieves más difíciles.




Cuando se sepa interpretar un mapa, leer en el terreno la estabilidad de la nieve o unas nubes en el cielo correctamente, acertar en el mejor itinerario o no dudar sobre le material más adecuado, será el momento para salir sólos, con los amigos, y tener un contacto íntimo con la montaña invernal, con el esquí de nieve vírgen, y gozar de la libertad de las superficies blancas, impolutas, que están esperando nuestro paso, y disfrutar de uno de los deportes más bellos y gratificantes que se pueden practicar en la montaña.






MATERIAL




El material necesario en el esquí de montaña se diferencia ligeramente del utilizado en el esquí alpino y poco del utilizado en el alpinismo para uso personal:




Esquís: la mayoría de fabricantes han desarrollado modelos específicos para la práctica del esquí de montaña un tanto distintos de los de esquí alpino, de tipo compacto, buscando un equilibrio entre la ligereza, polivalencia y robustez. Normalmente se aconseja una longitud entre 5 y 35 cm por encima de la altura del esquiador para el esquiador experto y un tanto menor para el debutante, dependiendo del peso, el nivel técnico en descenso y los objetivos. Hay esquís que se desenvuelven mejor en nieves hondas y pesadas y otros en nieves duras o heladas. Es aconsejable buscar unos primeros esquís polivalentes, seguros y maniobrables y renovarlos con otros más especializados dentro de la gran gama existente en la actualidad, según nuestra práctica y presupuesto.




Fijaciones: es el elemento que mantiene unida la bota con el esquí, quedando la talonera libre en el ascenso y fijada en el descenso. En la actualidad hay numerosos modelos, algunos de máxima seguridad y más peso y otros de menor peso y seguridad. Hemos de buscar en ellas: seguridad, robustez, comodidad, amplio ángulo de giro del talón, materiales que soporten temperaturas extremas. Es muy importante ajustar su tensión según el nivel de esquí, peso y condiciones de la nieve, siendo la regulación un trámite fundamental para evitar accidentes.Es muy útil que las fijaciones tengan o permitan acoplar alzas, compensadores o elevadores de talón, que sirven para disminuir la inclinación de la pendiente y permiten afrontar recorridos más directos. No olvidar un correa que una el esquí o fijación con la pierna del esquiador, que tiene la misión de retener a la tabla cuando salta la fijación y su localización en nieves profundas.




Cuchillas: son los crampones de los esquís. Son unas placas metálicas que permiten la progresión en terrenos de nieve dura o helada. Existen dos tipos, fijas al esquí o a la placa de la fijación. Las primeras ofrecen una mayor seguridad, ya que están permanentemente en contacto con la nieve, pero también una mayor resistencia al avance. Las segundas posibilitan un avance más rápido, ya que sólo contactan con la nieve cuando el pie está horizontal, a costa de una menor seguridad. La elección de un modelo de fijación determinará normalmente uno u otro tipo de cuchilla.




Piel de foca: Es una larga tira de material sintético que se acopla a la suela del esquí y permite la progresión en subida sin deslizarse hacia atrás. Actualmente todas son adhesivas, y debe escogerse aquellas con menor absorción de agua, mayor resistencia a la adherencia de nieve y que la anchura sea inferior a la del patín para que permita trabajar al canto metálico. Es útil para evitar que la nieve se enganche a ellas y forme los molestos panes de nieve llevar alguna cera o mejor aún, una vela, y encerarla cuando las condiciones lo requieran.




Botas: aquí cada usuario deberá primar a la comodidad en el ascenso y progresión (escogiendo unas botas blandas y ligeras) o bien un mayor agarre para el descenso (escogiendo unas más rígidas). Las suelas deben ir equipadas de suela Vibram y el botín ser caliente y confortable. En las primeras salidas las mismas botas de esquí alpino pueden servir, siempre que durante el recorrido no haya que descalzarse y caminar por terrenos difíciles.




Bastones: normalmente se utilizan de altura ligeramente superior a los de descenso. Deben ser robustos y ligeros, con arandelas anchas para la nieve honda y correas de seguridad para la muñeca. Los modernos modelos enroscables y plegables son extremadamente cómodos para transportar y muy adaptables en los distintos terrenos.





Para no precipitarse con la adquisición de un material no adecuado, en las primeras salidas puede alquilarse el equipo necesario en los comercios especializados o pedirse prestado a un amigo, y con la experiencia que se vaya adquiriendo se irá viendo cuales son los modelos que se adaptan a nuestras características y necesidades.




Material personal: prácticamente es el mismo que el utilizado en el alpinismo invernal o en el esquí alpino, utilizándose normalmente unos pantalones específicos un poco más elásticos. Aparte del material de abrigo normal, que debe ser superior al del usado en un día de pista, no debe olvidarse el necesario para proteger todas las extremidades, prestando atención a unos buenos calcetines, calientes y transpirables. Gorro, doble juego de guantes y un buen anorak no pueden faltar nunca. Es imprescindible no olvidar las gafas con cristales de calidad, cremas solares para proteger la piel, un mochila manejable y bien adaptada a la espalda, cantimplora, comida energética y botiquín de primeros auxilios.




Según el tipo de ascensión no deben olvidarse el piolet y los crampones (comprobar su adaptación a la suela de la bota). Para ascensiones de varios días y de mayor dificultad habrá que valorar la necesidad de llevar cordino o cuerda, arnés, mosquetones, tornillos de hielo, cintas, casco, pala para la nieve y ARVA (aparato para el rescate de las víctimas de avalancha) así como brújula y altímetro. La mochila debe tener previsto un sistema para atar cómodamente los esquís.




TECNICAS DE PROGRESION Y DESCENSO



Durante la ascensión




Normalmente la ascensión se llevará a cabo con los esquís en los pies. En el caso de no llevarlos puestos (falta de nieve, paso de terreno rocoso, nieve helada, cruce de un río) pueden llevarse atados a la mochila si el recorrido es largo, en la mano o el hombro si es breve o bien arrastrándolos con una baga que los una al cuerpo o a la mochila.Cuando llevemos los esquís a los pies normalmente iremos con las pieles de foca puestas. La técnica consiste en progresar a un ritmo regular, uno detrás de otro, aprovechando y mejorando la traza abierta por el primero. Este tiene la responsabilidad de diseñar el recorrido, realizando una traza que se adapte al terreno, evitando las pendientes excesivamente pronunciadas o los tramos peligrosos y buscando el mejor sitio para ejecutar los giros. Esta debe ser constante, regular y segura. La traza es la firma que deja el montañero en la nieve y su calidad pone en evidencia su experiencia.



Para adaptar la traza al terreno y ganar altura, habitualmente hay que recurrir a diferentes tipos de vueltas y giros. En pendientes suaves se recurrirá a un giro progresivo, que consiste en ir decantando suavemente los esquís hacia la dirección deseada. Cuando la inclinación no permita este giro progresivo se recurrirá al giro clásico, que no es más que una vuelta ejecutada en diferentes movimientos sucesivos parciales.



Finalmente en terrenos en los que no podamos ejecutar ninguno de los giros anteriores recurriremos a la vuelta maría, el giro por excelencia del esquí de montaña. Poniendo los esquís horizontales a la pendiente y paralelos entre si, con los palos clavados uno cerca del cuerpo y el otro alejado levantaremos un esquí hasta girarlo completamente (180*) en la dirección deseada, quedando la cola del esquí junto a la espátula del otro. Seguidamente repetiremos la misma operación con el otro esquí, hasta que queden paralelos. Este giro puede practicarse cara a la montaña o bien cara a la pendiente. Es el giro básico, que debemos dominar a fondo. Conviene practicarlo en terrenos suave hasta que se convierta en una mecánica que permita realizarlo en terrenos de cualquier inclinación y con cualquier tipo de nieve con seguridad y rapidez.




Técnicas de Descenso




Las condiciones de la nieve, casi siempre virgen, los obstáculos imprevistos, la inclinación del terreno, la severidad del ambiente, el peso de la mochila y el cansancio acumulado durante la ascensión son factores que deben superarse y que exigen del esquiador de montaña un buen dominio de la técnica de descenso.



El principio básico debe ser la seguridad por encima del estilo, evitando caídas que aumentan la fatiga y el riesgo de inoportunas lesiones. Simplificando podríamos decir que el esquiador que se adentre en la montaña debe ser capaz de bajar sin problemas por pistas negras, aún con nieves difíciles. Hay que recordar que no encontraremos nieve pisada por una retrac y para que el descenso no se convierta en un suplicio o se alargue excesivamente debemos desenvolvernos con agilidad.




* Viraje en Stemm-Christiania: Es un viraje que resulta de la evolución de lo que se denomina "viraje fundamental". Se parte en diagonal, con esquís paralelos. En el punto deseado se clava el bastón mientras se abre el esquí exterior al viraje cargando sobre él el peso. Se recoge el esquí interior mediante derrapaje o conducción hasta la posición de paralelo, iniciando una nueva diagonal. Es un viraje muy efectivo en cualquier tipo de nieve, incluso pendientes pronunciadas, siendo una buena alternativa para aquellos que no dominen la "godille".




* Esquí paralelo o simultáneo: es el esquí en "godille" o encadenamiento de virajes. El peso se reparte entre los dos esquís y el viraje se produce ayudado por el dinamismo o velocidad del descenso y gracias a la aligeración y cambio del peso sobre los esquís en el momento de girar. Esta aligeración se puede producir tanto con la extensión como la flexión de las piernas, mientras el tronco se dirige hacia la pendiente. El movimiento de bastones ayuda a marcar el ritmo. La velocidad se controla mediante el efecto de rebote y frenado de cada nuevo giro.Es un tipo de esquí muy deportivo, exige buena condición física y bastante potencia cuando se trata de nieves muy profundas y pesadas. Es válido en casi todo tipo de nieves, especialmente en nieves polvo, profundas de cualquier tipo y nieve primavera. El cuerpo debe ir bien equilibrado sobre los esquís, vigilando siempre el lugar donde se carga el peso: delante con nieves duras, en el centro de las fijaciones con nieves polvo ligeras, desplazado hacia atrás o oscilando atrás-centro con nieves pesadas o muy profundas para evitar que se enganchen las espátulas. En nieves costra deben realizarse giros amplios y con suavidad, bien apoyado en las colas del esquí o mediante aligeramientos rápidos y decididos en una operación de flexión-recuperación. Este tipo de viraje es también muy apto y divertido con nieves transformadas, pudiendo combinarse con el derrapaje en cada giro de los dos esquís.Un recurso poco académico pero seguro en la prevención de caídas (con nieves pesadas o grandes mochilas) es el viraje por flexión-extensión con apoyo sobre los dos bastones. Este tipo de apoyo resulta fundamental en pendientes de 40_ o más, pudiéndose combinar con salto y giro en el aire.



* Viraje alternativo: El esquí exterior conduce la trayectoria del viraje soportando todo el peso del esquiador. En el momento del viraje se cambia el peso al otro esquí, que volverá a ser el exterior. Se esquía con independencia de piernas, siendo el viraje fundamental del eslalom. Al mantener la independencia de pesos sobre los dos esquís se obtiene mayor estabilidad, permitiendo recuperar el equilibrio cuando se pierde en los cambios de nieve, protuberancias del terreno, etc. Es el viraje ideal para nieves costras, ventadas y cambiantes. Permite un excelente trabajo de los cantos del esquí y por tanto el óptimo control de la velocidad y el frenado en nieves duras y heladas.





Aludes




Son la principal amenaza para el esquiador de montaña y originan la mayor parte de accidentes mortales en esta disciplina. No hay mejor solución que evitar este infierno blanco, pues las probabilidades de salir ileso de un alud son escasas. En cualquier caso la posibilidad de vida del alpinista disminuye en un 50% transcurrida la primera hora, siendo aquí donde los ARVAS (aparato electrónico de detección y rescate) han demostrado su eficacia, aunqué su utilización en los Pirineos es aún minoritaria y su uso eficaz requiere un entrenamiento previo y específicoComo normas de caracter general no debe emprenderse una ascensión después de nevadas importantes, dejando pasar unos días para que la nieve se asiente.





Tampoco debe iniciarse una ascensión con cambios bruscos de temperaturas, que favorezcan el desprendimiento de nieve. Hay que intentar pasar por los lugares más expuestos antes del mediodía, cuando la temperatura no haya ablandado la nieve. Debe prestarse mucha atención a las placas de nieve provocadas por el viento, difíciles de detectar, pero que acostumbran a aparecer bajo las crestas, en las cercanías de los collados o en las inflexiones del terreno.En caso de temer la aparición de un alud debe avanzarse separado, suficientemente distanciados los miembros del grupo, con las correas de seguridad desatadas. En la mayoría de macizos de España durante la temporada invernal se facilitan unas boletines sobre el peligro de aludes que el esquiador debe respetar siempre y adaptarse a el. Y nunca debe olvidarse la regla de oro para evitar un alud: en caso de duda mejor abstenrse, la montaña no se moverá de sitio y se podrá volver a intentar cuando haya mejores condiciones.




Accidentes




Las modernas fijaciones han reducido enormemente las roturas de extremidades. En cualquier caso si se produce alguna lo más aconsejable es abrigar al herido y solicitar ayuda para proceder a una evacuación en helicóptero. Para heridas menores es aconsejable llevar un pequeño botiquín y poseer unas nociones elementales de primeros auxilios. En caso de congelaciones debe procederse a la evacuación inmediata del afectado, abrigando y calentando ligeramente la zona afectada, y desechando métodos como las friegas de nieve, golpes o inmersiones en agua. El desfallecimiento personal puede deberse a una deficiente alimentación o a un entrenamiento insuficiente. Sus consecuencias pueden ser muy delicadas y el mejor tratamiento es la prevención. Debe cuidarse y estudiarse al máximo la dieta alimenticia, atendiendo al esfuerzo a realizar y frío a soportar. Un entrenamiento previo y progresivo, que asegure un buen fondo y resistencia, permitirá disfrutar más de la ascensión y evitar situaciones peligrosas.




DIFERENTES TIPOS DE NIEVE.




El buen conocimiento de la nieve es importante para quien se dedique al esquí de montaña, facilitando el adecuado trazado del itinerario, la prevención de los aludes y la anticipación necesaria en todo descenso; con cierta experiencia se distinguirá su calidad atendiendo al color, brillo y textura.




La nieve ya desde su precipitación no presenta las mismas condiciones, dependiendo de la temperatura tanto en las capas altas de la atmósfera como a nivel del suelo, de la presencia o no de viento y de la humedad relativa. Y aunque pudiera parecer siempre igual a los ojos del neófito, la realidad es que se conocen más de 100 cristalizaciones diferentes del blanco elemento. Después la temperatura y muy especialmente sus oscilaciones, la acción del sol, el viento y la niebla harán evolucionar al manto nivoso en un largo y complejo proceso de transformación. Estas condiciones ambientales son la causa de que los cristales de nieve redondeen sus aristas, pierdan agua y dejen menos lugar al aire, y poco a poco la nieve se compacte y endurezca.



Distinguiremos los siguientes tipos de nieve:




Nieve polvo: La precipitación de nieve se produce sin viento y con bajas temperaturas. Se mantiene en este estado siempre que dure el frío, en caso contrario inicia su proceso de transformación rápidamente. A menor temperatura más ligera resulta. Es el sueño de todo esquiador, pero comporta serios riesgos de avalancha.




Nieve húmeda: La precipitación se produce con temperaturas suaves (cerca de 0°) o con vientos cálidos y húmedos. La acción de la lluvia y las temperaturas altas por radiación solar también pueden causar nieves pesadas. Puede ser muy profunda, suele adherirse a las pieles de foca y dificulta el deslizamiento al descenso. Es un tipo de nieve muy frecuente en nuestras latitudes.




Nieve costra: La costra ligera o de poco espesor se forma por la acción del viento, llamándose también nieve "ventada". Si la ación del viento ha sido suficientemente enérgica puede formar ondulaciones e irregularidades endurecidas en la capa superficial. La costra de espesor mayor, que puede o no quebrarse con el paso del esquiador, tiene su causa en las heladas nocturnas, después del calentamiento de una vertiente causado por el sol en la jornada precedente. Son las nieves más difíciles e incómodas de esquiar.




Nieve dura: Se forma por una acción continuada y regular del viento sobre nieves estabilizadas o por fuertes heladas, después de días calurosos. En este último caso el proceso es similar al de nieve costra pero afecta a la capa de nieve en mayor profundidad. En cierto modo reproduce en poco tiempo el proceso de transformación-compactación de la nieve. Atendiendo a la pendiente y técnica del montañero-esquiador puede ser aconsejable negociarlas con grampones.




Nieve transformada: Es la también denominada "nieve primavera", dura por la mañana y pesada y lenta a medida que avanza el día. Es la consecuencia de la acción combinada, durante muchas jornadas, del calentamiento de la nieve de día y el enfriamiento por la noche. Esta calidad de nieve, ya asentada y con buena base, es frecuente a medida que avanza la temporada, resulta de buen esquiar y permite una buena prevención de los aludes. Aconseja, sin embargo, madrugar para disfrutar de los descensos, no en vano se la conoce también como "rompepiernas", por lo pesada y traidora que puede resultar hacia las horas de mediodía.

ALUDES




Alud se define como el deslizamiento de una capa de nieve sobre una distancia mayor de 50 metros. En la formación de un alud influyen fundamentalmente 3 factores:




* La naturaleza del terreno: tanto referida a su inclinación (las pendientes entre 15º y 45º son las de mayor riesgo) y orografía general (amplias palas, canales, etc), como al tipo de superficie (más o menos lisa según sea hierba, losas, terreno húmedo, canchales de piedras, etc).




* La naturaleza de la nieve: puesto que la inestabilidad de la nieve aumenta también con la cantidad y calidad. Las capas de nieve de espesor considerable y las nieves frescas (polvo y mojadas) son las más inestables. Debe atenderse también al ritmo de innivación, puesto que la caída de nieve nueva sobre una capa antigua, ya compactada y endurecida, supone un impedimento para la cohesión de ambas masas de nieve y, por tanto, un alto riesgo de deslizamiento de la capa superior.




* La temperatura: el aumento de temperatura humedece la nieve, haciéndola más pesada. El frío y la alternancia de temperaturas, la estabiliza, favoreciendo la cohesión entre los cristales de nieve.




Desencadenamiento:




* Causas espontáneas: caídas de nieve o lluvia, vibraciones del aire, pérdida de la cohesión de los cristales de nieve durante el deshielo por aumento de las temperaturas, por contrac-ción y resquebrajamiento de la masa de nieve al helar de nuevo...




* Causas provocadas: al sobrecargar la pendiente con el paso de personas, caídas de piedra o hielo, etc.
Tipos:
Pueden establecerse dos grandes tipos de aludes: los de superficie (desliza la capa superior de nieve) y los de fondo. Aten-diendo a la calidad de la nieve hablamos de:




* Nieve polvo: alud de invierno. Generalmente en pendientes muy pronunciadas, después de una nevada. De carácter imprevisto es extremadamente rápido (desde 70 km/h hasta 300 km/h). Vuela en torbellinos, hace un ruido ensordecedor y lo precede un violentísimo soplo. Densidad de 1kg por metro cúbico. Tiene un efecto devastador. Puede causar asfixia en el montañero atrapado por penetración de la nieve polvo en los bronquios.




* Nieve húmeda: típico alud de los periodos de elevación de temperaturas. Empieza de superficie pero puede acabar siendo de fondo. Más lento que el de nieve polvo, baja rodando. Su peso es superior y produce efectos de aplastamiento. Al detenerse se endurece instantaneamente adoptando la consistencia del yeso.




* Nieve mojada o primavera: es un alud casi siempre de fondo, que aparece casi siempre en los mismos lugares. Aunque es típico de primavera puede producirse en invierno en caso de lluvia. Avanza con lentitud (20 km/h) y tiene una fuerza considerable. Unmetro cúbico de esta nieve pesa cerca de 1 Tonelada. Al para también se endurece.




* De placa: es un alud de superficie muy peligroso dado su carácter imprevisto. Se trata de desprendimientos de nieve apretada superficialmente, por la acción del viento, y no adherida a la capa subyacente, de la que está separada por una capa de aire. Si se golpean suenan a hueco. Se desprenden por ruptura de su equilibrio mecánico. La densidad varía entre 250-400 kg por metro cúbico. Entraña riesgo tanto la fuerza de sus bloques como la posibilidad de que origine un alud de mayores proporciones.La ruptura de cornisas y el desprendimiento de séracs puede tener efectos similares.




Advertencias y consideraciones generales:




No hay otra solución que la prevención, de forma que el buen esquiador de montaña adapte sus planes a la predicción de aludes.La complejidad en la predicción de aludes es grande, pero se puede aceptar que la peligrosidad es evidenete en las siguientes situaciones:




- Después de una nevada, en especial si el grosor supera los 40 cm. Es aconsejable esperar un mínimo de 24-48 horas.- Después de las horas de calor y con tiempo primaveral, se debe salir temprano, y después de lluvias.- Las pendientes de 30º o más con nieves frescas y primavera.- Las nevadas con viento que pueden causar proliferación de placas.
Es norma general atender a las condiciones de cada zona, la evolución de la innivación de cada temporada, los partes meteorológicos y las cada vez más frecuentes predicciones de aludes (en escalas de peligrosidad del 1 al 8). La elección de cada itinerario debería tener siempre en cuenta el riesgo de aludes como un factor prioritario.




ESCALAS DE DIFICULTAD




Así como en el mundo de la escalada se ha llegado a la formulación de una escala indicativa de la dificultad ciertamente eficaz, universalmente conocida y estándar, con las lógicas variantes nacionales, en el mundo del esquí de montaña existen diferentes escalas para indicar la dificultad de un recorrido, inclinación de un descenso, o compromiso de un itinerario, produciéndose a veces ciertas confusiones en las guías, ya que conviven los diferentes sistemas indistintamente, siendo deseable una mayor homogeneización y objetivación.



1. Escala Blachère:



Esta clasificación se basa en el nivel técnico del esquiador, y ofrece ciertos peligros por la apreciación subjetiva o la sobrevaloración de las capacidades personales.



SM - Esquiador mediado (pendiente moderada y terreno amplio. Esquiador principiante).



BS - Buen esquiador (para esquiadores capaces de operar en terrenos reducidos, con pendientes de hasta 30° y nieves no del todo buenas).



TBS - Muy buen esquiador (itinerario de alta dificultad, con pendientes de hasta 40°, con pasajes expuestos y obligados y nieves de todos los tipos). Posteriormente a esta clasificación se le ha añadido la A de alpinista, que pretende reflejar las cualidades añadidas de alpinista que se requieren para superar ciertos tramos sin esquís, donde puede haberse de utilizar piolet, grampones, cuerda u otras técnicas.



SMA - Esquiador mediano-alpinistaBSA - Buen esquiador-alpinista



TBSA - Muy buen esquiador-alpinista







2. Escala según la inclinación y configuración del terreno



S1 - Terrenos planos o mínimamente inclinados. Carreteras o caminos.



S2 - Terrenos poco inclinados, con fácil maniobrabilidad.



S3 - Pendiente moderada, inferior a los 35°, con amplitud para girar.



S4 - Pendiente superior a 35°, terreno estrecho y obligado en los giros con dificultades naturales (corredores, grietas, cornisas).



S5 - Pendientes muy fuertes, muy obligadas y con gran exposición. Es la frontera de un esquiador normal.



S6 - Inclinación superior a los 45°, con pendientes muy difíciles que exigen una técnica específica. Se considera el umbral del esquí extremo.





3.Escala de valoración global del itinerario





* Itinerario fácil, asequible a cualquier esquiador con una mínima experiencia y con peligros naturales mínimos.



* * Itinerario que exige una cierta experiencia de montaña invernal y técnica de descenso, asequible a todo esquiador con una experiencia mediana en buenas condiciones.



* * * Itinerario comprometido, que exige experiencia, un buen entrenamiento, con tramos delicados y expuestos y pendientes sostenidas. Puede exigir el uso de piolet, grampones y cuerda.



* * * * Itinerario difícil, reservado exclusivamente a esquiadores-alpinistas muy experimentados y entrenados, con peligros naturales (aludes,grietas...) elevados y tramos de alpinismo delicados.Es una escala poco objetiva, excesivamente ambigua y demasiado sujeta a las variaciones de las condiciones.A veces algunas guías transponen la clásica escala del alpinismo F, PD, AD, D, MD al esquí de montaña, intentando una equivalencia similar.






ESQUI DE MONTAÑA: UNA CUESTION DE NOMBRES




Entendiendo por esquí de montaña el esquí que se práctica en la montaña sin concurso de ningún medio mecánico de ayuda en las ascensiones, hay diferentes maneras de conocerlo y nombrarlo, relacionadas con sus distintas variantes y disciplinas hacia las que ha evolucionado. En España tradicionalmente se ha conocido como Esquí de montaña, pero las expresiones esquí de travesía, "ski sauvage","ski de randonné", "ski alpin", "sci-alpinismo", reflejan conceptos similares.Esquí extremo: Es el que se realiza en pendientes muy inclinadas, superiores a los 45°. La ascensión se realiza normalmente con esquís a la espalda, piolet y grampones.Exige una técnica muy específica y los peligros objetivos son grandes. Conocido también como esquí de "pentes raides" o "esquí de corredor" se han llegado a realizar descensos de inclinación superior a los 65°, con pasajes de hasta 90° superados con rápel. Sylvain Saudan, J.M.Boivin, Patrick Vallençant o Pierre Tardivel son algunos de sus practicantes más conocidos.Esquí de travesía o raid: Otra variante del esquí de montaña, que busca el conocimiento de un macizo, la travesía de una cadena montañosa o el desplazamiento de un valle a otro. Excursiones de varios días o varias semanas, con una logística más compleja y un contacto más vivo con la montaña y la nieve. Dentro de esta especialidad se enmarcan las famosas travesías o altas rutas: Chamonix-Zermatt-Saas-Fee, del Oberland, del Monte Rosa, o bien la travesía integral de los Pirineos o de los Alpes. Leo Zwingelstein realizó en el año 1933 una de las primeras y más celebre travesías de los Alpes.Esquí-alpinismo: inicialmente esta expresión tenía un origen italiano y simplemente quería señalar aquellas ascensiones de esquí de montaña con un importante componente alpinístico. Modernamente esta expresión se refiere en exclusiva a las pruebas, rallyes, campeonatos deportivos del mundo del esquí de montaña, con contenido eminentemente competitivo. Exigen un material y entrenamiento especial. Las más famosas son la Copa de Europa (Cursa Mulleres, Pierre Menta...), o la Patrouille des Glaciars entre otras.

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